Una nueva investigación muestra que el campo, en rápido crecimiento, de la ciencia ambiental que estudia los efectos de la naturaleza en el bienestar humano, tiene un problema de diversidad que amenaza su capacidad para hacer afirmaciones científicas universales.

El campo, que combina la psicología y la investigación ambiental, ha producido numerosos estudios importantes que detallan los beneficios de la naturaleza, los bosques y los parques en el bienestar humano y la salud mental, incluyendo la felicidad, la depresión y la ansiedad. Los hallazgos han sido popularizados por libros como “Tu Cerebro en la Naturaleza” (Your Brain on Nature) y “La Solución de la Naturaleza” (The Nature Fix), que hablan de los beneficios para la salud de estar al aire libre.

Pero cuando los investigadores de la Universidad de Vermont analizaron una década de investigación en este campo (174 estudios revisados ​​por pares entre 2010 y 2020), descubrieron que los participantes del estudio eran en su mayoría blancos y que las comunidades BIPOC (negras, indígenas, y gente de color) estaban fuertemente subrepresentadas. Más del 95 % de los estudios se llevaron a cabo en países occidentales de altos ingresos en América del Norte, Europa y el este de Asia- o países occidentalizados como Sudáfrica, mientras que la investigación en el Sur Global estuvo ausente en gran medida. Menos del 4% de los estudios se realizaron en países de ingresos medios, como India, y no se llevaron a cabo estudios en países de ingresos bajos.

Esta limitada muestra de la humanidad dificulta que el campo haga afirmaciones científicas universales de manera creíble, dicen los investigadores, que publicaron sus hallazgos hoy en Current Research in Environmental Sustainability.

"Este campo tiene un gran potencial para abordar problemas urgentes, desde la crisis mundial de salud mental hasta los esfuerzos de sostenibilidad en todo el mundo, pero para hacerlo, debemos reflejar mejor la diversidad de las poblaciones, culturas y valores del mundo", dice el autor principal Carlos Andres Gallegos Riofrío del Gund Institute para el Medio Ambiente de la Universidad de Vermont.

¿Un solo estudio en África? Eso es raro

Gallegos-Riofrío acredita un análisis histórico de 2012 de la psicología humana y la ciencia del comportamiento por inspirar el estudio. Ese equipo anterior, dirigido por Joseph Henrich, destacó el problema de sacar conclusiones universales sobre el comportamiento humano a partir de experimentos que utilizaron principalmente a estudiantes universitarios de naciones occidentales, educadas, industrializadas, ricas y democráticas (WEIRD por el acrónimo en inglés que también quiere decir “raro”). Dado que la mayoría de los humanos viven en naciones que no son WEIRD, con diferentes estilos de percepción, razonamiento y valores, el equipo de Henrich argumentó que los estudios WEIRD no podían respaldar de manera creíble las afirmaciones científicas universales.

El equipo de UVM aplicó el marco teórico de Henrich, pero profundizó en la cuestión de la etnicidad para estudiar los beneficios de la naturaleza para la salud mental. Si bien esperaban un sesgo occidental, se sorprendieron por el nivel de sesgo: las poblaciones de muestra no sólo eran principalmente de países occidentales, educadas, industrializadas, ricas y democráticas (WEIRD), sino también abrumadoramente blancos.

Los investigadores también se sorprendieron de que el 62 % de los estudios no informaran en absoluto el origen étnico de los participantes (aunque el equipo reconoce que algunos estudios utilizaron fuentes de datos anónimas, como Twitter). De los 174 estudios, sólo un estudio se realizó en África (Sudáfrica) y un estudio se realizó en América del Sur (Colombia), ninguno de los cuales realizó un seguimiento del origen étnico. Solo un estudio se centró en los pueblos indígenas de América del Norte.

"Esperamos que nuestro estudio sea una llamada de atención que genere un cambio positivo para este prometedor campo del conocimiento", dice la coautora Rachelle Gould de la Escuela Rubenstein de Medio Ambiente y Recursos Naturales de UVM y el Instituto Gund para el Medio Ambiente. "Un campo más inclusivo y diverso que abarque las necesidades de investigación de la comunidad global, y el espectro completo de formas en que los humanos interactúan con el mundo no humano, en última instancia tendrá un mayor impacto".

Además de estudiar la etnicidad y la geografía, el equipo también exploró los valores culturales. Informan que muchos estudios conceptualizaron la relación humano-naturaleza en términos centrados en el ser humano, individualistas y extractivos, en lugar de conceptos como reciprocidad, responsabilidad y parentesco, que son más comunes en muchas culturas indígenas y otras culturas no occidentales, dijeron los investigadores.

Cómo ampliar el campo de investigación

El equipo también destaca la importancia de diversificar la ciencia ambiental, con un mejor apoyo para estudiantes y profesores de diversos orígenes y una mayor colaboración con comunidades diversas. La investigación realizada por Dorceta Taylor y otros demuestra que los académicos BIPOC (negros, indígenas, y de color) están subrepresentados en las instituciones ambientales de EE.UU. y que las preocupaciones ambientales de las comunidades de BIPOC se subestiman en gran medida.

“Necesitamos que todas las culturas trabajen juntas para enfrentar las emergencias globales que enfrentamos”, dice Amaya Carrasco Torrontegui, coautora y estudiante de doctorado de la UVM. "Eso requiere comprender lo que es universal acerca de la relación humano-naturaleza y lo que es culturalmente específico. Esas ideas son fundamentales para impulsar el cambio social y requieren que la investigación sea más inclusiva. Necesitamos todas las manos a la obra".

El estudio se titula: “Deficiencia crónica de diversidad y pluralismo en la investigación sobre los efectos de la naturaleza en la salud mental: un problema de salud planetaria”. El equipo de investigación también incluyó a Hassan Arab, otro estudiante de doctorado de la Universidad de Wayne.